
Esta es una de esas cartas infrecuentes como el Putrefy que son mejores que mucas raras.
En principio parece una mala versión del Raise Dead, que nos devuelve una criatura a la mano, pero si tenemos siete cartas en el cementerio, se convierte en una super-Resurrection ya que solo cuesta dos manás negros, un coste ridículo en comparación al del Vigor Mortis además no te obliga a jugar una combinación de colores determinada.
Aquí se demuestra que el negro es el rey del cementerio.
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